Claudia, zaragozana, Marco, siciliano, y ambos viven en Milán, la ciudad donde se conocieron, pero sus fotos de preboda las quisieron hacer en Zaragoza. Y no porque tengan su boda en Zaragoza dentro de ya muy poco, sino porque les encanta la luz de Zaragoza, el color intenso del cielo que decían que allí en Milan nunca veían así de claro y brillante. Y es verdad, no podía negarselo. Ciertamente aquí en ese sentido somos privilegiados y hay que reconocerlo. Y para fotografiar a mi particularmente me encanta. Brinda muchas posibilidades con puntos de luz, altos contrastes, como si pudiéramos focalizar lo importante al saber mirar.
Pienso que lo importante en una sesión de pareja son los verdaderos protagonistas, la pareja. Por lo tanto, la ciudad quiero que aparezca si, pero en pequeños detalles, en su luz, en sensaciones que nacen en el estomago cuando algo realmente te llega. Se trata de investigar a medida que caminamos, de encontrar más que buscar, de parar durante un ratejo a observar qué pasa a tu alrededor, quién camina a tu alrededor. Así que estuvimos callejeando por el centro de Zaragoza hasta que cayó el día, Marco me contaba donde había nacido en Sicilia, y que toda su familia iba a venir desde allí para su boda, y Claudia recordaba lugares donde había pasado muchas horas en Zaragoza y nos reíamos contando batallitas en esas calles. Estuvo muy divertido y la verdad que tengo unas tremendas ganas de hacer las fotografías de su reportaje de boda con personas de diferentes culturas con más de un denominador común.
Yo como fotógrafo no es que haga mucho más, observo, observo y disparo.
Claudia y Marco se dejaron llevar y entraron en el juego de una buena tarde debajo del azul, metidos en sus zapatos.
Os dejo con las imágenes, espero que disfrutéis del paseo 
Fotografías: Carlos Canales
